El águila y la calandria
Un águila y una calandria se encontraron sobre una roca en lo alto de una colina. La calandria dijo:
"Buen día tengas, Señor."
Y el águila, contemplándola desde lo alto, dijo lánguidamente:
"Buenos días."
Entonces la calandria dijo:
"Espero que todas sus cosas estén bien, Señor."
"Sí",dijo el águila, "todo está bien. Pero, ?no sabes que somos el rey de las aves y que no debes dirigirte a nosotros antes de que hayamos hablado?"
Dijo la calandria: "Yo pienso que pertenecemos a la misma familia."
El águila la contempló desdeñosamente y dijo: "?Y quién ha dicho acaso que tú y yo somos de la misma familia?"
Entonces respondió la calandria: "Te recordaré solamente esto: yo puedo volar tan alto como tú, y puedo cantar y deleitar a las criaturas de esta tierra. Y tú no das ni placer ni deleite."
Entonces enfurecida el águila dijo: "?Placer y deleite! ?Tú, pequeña y presumida criatura! Con un solo golpe de mi pico podría destruirte. Apenas si tienes el tamaño de mi pie."
La calandria se elevó y se posó sobre la espalda del águila y comenzó a picotear sus plumas. El águila furiosa voló rauda hacia lo alto para deshacerse del pequeño pájaro. Pero falló en su intento. Por último se arrojó contra la roca de la alta colina, más atormentada que nunca, con la pequeña criatura aún sobre su espalda, y blasfemando contra la suerte que le tocaba en ese momento.
En esos instantes una tortuga se acercó y rió ante esa escena, y rió tan fuerte que casi vuelca sobre sus espaldas.
Y el águila, observándola con presunción, dijo a la tortuga:
"Tú, lento ente reptante como ninguno en la tierra, ?de qué te ríes?
Y la tortuga dijo: "Porque te veo convertida en caballo y conducida por un ave pequeña; más, la pequeña ave es la mejor de las aves."
Y el águila dijo: "Ocúpate de tus asuntos. Esto es una cuestión de familia, entre mi hermana, la calandria, y yo."
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