Mi querida princesa,
Es difícil pensar en el mundo sin ti, todos me comentan que debo recordar todos los bellos momentos que pasamos juntos y atesorarlos; lo cual hago, sin embargo el mundo me es tan diferente sin ti en el.
El hecho de recordar el tiempo que pasamos juntos, que fue genial he de recordar todas aquellas cosas que hacíamos, la facilidad con la cual nos podíamos complementar, esa confianza de poder hablar de cualquier tema sin sentir que nos fuésemos a molestar por una “mala palabra” o algún tema normalmente tabú en la sociedad.
Ese apoyo incondicional que nos proporcionábamos, aquel vamos... adelante, nada nos detendrá mientras estemos juntos.
La naturalidad con la que pasábamos horas ya fuera en casa, en carretera simplemente quemando gasolina, saliendo a algún lugar y disfrutando mutuamente de nosotros.
El conocer nuestros antojos y gustos particulares.
Realmente pasamos un tiempo maravilloso junto, y me diste 2 hermosos hijos que ahora voltean a mí preguntando por su mami. Y en ellos veo tanto de ti que me duele recordar y saber que ya no te veré de nuevo; que no escuchare mas tu voz ni podre tenerte en mis brazos jamás. El último beso que te di fue de despedida en el hospital y no siento que fue suficiente.
Cada día que pasa siento como se va desvaneciendo tu presencia de la casa… se me hace más difícil recordarte así como a la vez duele y me llena de melancolía saber que se termino lo nuestro, que me quede aun con todo este sentimiento desbordante por ti.
Adoro a nuestros nenes, y hare todo lo que esté en mi poder por apoyarlos y sacarlos adelante; ellos merecen el mundo y más.
He volteado hacia Jesús y le he pedido me ayude, sin embargo no logro encontrar consuelo. Simplemente duele mucho, tengo un vacio enorme que no me es fácil describir. Quiero sentirte de nuevo, escucharte, abrazarte, ver tus ojos como brillaban cuando te decía cuanto te amo.
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