Cuando me gradué de médico compre un auto.
Para estrenarlo me fui a recorrer el norte del estado.
Llegué a un pueblito y fui a la gasolinera a cargar gasolina. La
estación estaba vacía.
Toqué el claxon y apareció un muchachito que me informó:
Señor no lo va a atender nadie, se murió la hija del patrón y están
todos en el velorio.
Pensé, hay güey y ahora ¿que hago???
Decidí irme al velorio. Me acerqué al cajón y vi algo raro.
Llamé al padre de la muerta y le dije:
- Oiga, yo soy medico y esta mujer no está muerta, está en
estado catatónico.- y pregunté: - ¿Tiene novio la chica??
- Si, me dijo el padre.
Entonces le contesté: "Bueno, que lleven el cuerpo a una
habitación y el novio que le haga el amor".
- ¿En serio doctor???
- Si, llévenla a la habitación y que el novio le de duro y
parejo.
El novio se llevó a la semi muerta, le hizo el amor durante
una noche y la joven resucitó. La chica volvió en sí muy animada.
Todos festejaron, me llenaron el tanque de gasolina al auto
y seguí mi viaje.
Después de varios días, el decidí regresar al pueblo a ver
como estaba la chica, a saludar a la simpática gente y cargar
gasolina.
Fui a la estación de servicio y toqué el claxon y apareció
el mismo muchachito:
- Doctor, menos mal que volvió, hace una semana se murió Don
Zoilo, ya se lo cogió medio pueblo y todavía no lo pueden
resucitar.
Moraleja: La misma medicina no sirve igual a todos... no se
automedique.